La Mariposa

mariposa%20azulLa mariposa es el poder de la transformación, la metamorfosis total.

Habla del ritmo de la transforma­ción, habla de un ciclo presente por donde mires en la naturaleza. Habla de convertir un cuerpo pesado, voraz y pega­do a tierra;  el de la oruga, en un cuerpo leve, etéreo y delicado: el de las alas de ma­riposa. Habla de convertirte en tu visión. Y te pide que te des cuenta de que no se fuerza una maduración, la propia transformación tiene un ritmo con cuatro estadios, como los ritmos del universo que se mueven en las cuatro direcciones.

El primer estadio lo representa la fase de huevo. Es el principio generador donde surge la idea, la motivación enérgica que todavía no es una realidad, como la primavera, la fuerza del deseo generadora de la vida. En la segunda fase, la de la larva representada por el gusano que emerge del huevo, se inicia la acción en el exterior. La oruga come y come de forma insaciable, engorda, adquiere para sí innumerables experien­cias, es la fase de pesantez, la más materialista o egocéntrica, como el verano donde toda la energía está espirada hacia el exterior, te encuentras muy extrovertido y actúas, tomas para ti. En la tercera fase, la oruga ya ha alcanzado el máximo de su capacidad y decide hacerse intro­vertida, observarse. Poco a poco, centra su energía en su interior, madura, se encierra en la crisálida y medita acerca de su sufrimiento: se auto digiere. De hecho, las mismas glándulas que previamente se dedicaban a la digestión, ahora elaboran los hilos de seda de ese ca­pullo. Hila como se hilan los pensamientos y reposa sus experiencias como una momia, se transforma de una forma lenta y ensimismada, cavila acerca del hábito, de su mente superficial y elimina paulatina­mente el lastre, elimina la flaccidez, el miedo, se auto educa, sujeta lo inconsciente; digamos que el combustible es el ego y le da poder, al quemarlo y sufrir, para elevarse. Aquí la gorda oruga se transforma paulatinamente en un gusano seco y liviano, como si se hubiera auto ­fagocitado, como en una licuefacción. Y entonces de la crisálida emerge la mariposa; de pesado cuerpo físico a levedad absoluta, el gusano que aligera la carga y decide volar: es conciencia, lo más leve, lo más hermoso. Compartes la idea elevada con el exterior, llevas un poco de hermosa conciencia a la materia, color y alegría al universo con tu tolerancia, más luz, más brillo, más paz, finura, sutileza y volatili­dad a tu alrededor. Es el viejo cuerpo lleno de miedos y apegado a tierra que se retrotrae y permite el paso a una forma más bella. Las alas escamo­sas tienen pigmentos que forman con la luz fenómenos de absorción y refracción, y te dicen: «Crece y expande tus alas con las que re­flejarás un poco de la luz de la conciencia». Es transformar tu lado femenino que es tu cuerpo y tus emociones hacia el amor incondicional, el sentido de la armonía y belleza. Es el perdón, que a todo le quita pesantez y lastre, que todo lo eleva, que equilibra tus dos polos; por  ello las alas tienen forma de corazón. Es el sacrificio de lo físico, la ley de la resistencia, para dar cabida a lo espiritual, el ideal, lo moral y ético: la compasión, el perdón, la trascendencia y el discernimiento.

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